lunes, 31 de agosto de 2015

¿LA GUAJIRA ES LA CENICIENTA DE COLOMBIA?
HERNAN BAQUERO BRACHO


Un estudio realizado por el Escritor René de La Pedraja sobre la Colombia del siglo XIX, concluía que para mediados de esa época Colombia tenía dos grandes problemas: Panamá y La Guajira. Panamá optó por la separación en el año 1903 y La Guajira se sumió en la clandestinidad. Este estudio serio también ha sido refrendado en el presente por el Antropólogo y Gerente del Banco de La República de Riohacha Wildler Guerra Curvelo. En esa clandestinidad  La Guajira se dedicó al contrabando especialmente con las Antillas Holandesas en el intercambio de mercancías de cuero, Café, Ovino Caprinos, madera de dividivi, licores y cigarrillos y en esa clandestinidad nuestra península tuvo un brillo en sus relaciones con las Antillas, donde varios consulados fungieron con éxito en la ciudad de Riohacha. La Guajira le dio miedo a la separación como lo hizo Panamá, miedo este que nos ha pesado hasta el presente. Fue tanto el brillo de la península que se dio el lujo de contar con Banco propio, como fue el Banco Dugand Gnecco, que funcionó donde hoy es el Hotel Padilla.
Para esa época no existíamos para Colombia, nos convertimos como una especie de estorbo en todos los escenarios: Institucionales, Económicos, Culturales y la presencia del mismo Estado  se vio reflejada    por más de medio siglo, con un rezago alarmante en esta región de la patria y esta tierra fue dejada a merced de su suerte, sin rumbo, ni norte, solo con las iniciativas, la forma recursiva en que tuvieron que actuar los dirigentes de esa época, la península y sus habitantes éramos considerados expósitos de la patria y como el cuento de hadas en la cenicienta, es decir el patio trasero de esta Colombia que hemos querido con el alma pero ellos en cabeza de su gran prensa nacional y de algunos dirigentes obtusos sean convertidos en nuestros jueces y en nuestros ojos avizores de todo lo que sucede en esta región de la patria donde ellos los de la doble moral sean convertido en nuestros catones de utica.
Pero en esa época de clandestinidad otro gran aliado fue Venezuela con quienes La Guajira establecieron intercambios de ganado bovino, sal marina de Manaure, textiles, licores y cigarrillos y el Gobierno de Venezuela hacia más presencia en nuestro territorio que el Colombiano y su influencia se dio en todos los órdenes: en lo Institucional donde hacía mucha presencia el Gobierno del Estado Zulia y por ejemplo los parques de la mayoría de las plazas principales de los Municipios Guajiros fueron construidos por el Gobierno del Estado Zulia; el himno del país hermano sonaba más en la Instituciones educativas que el Colombiano, el Estado Zulia se hacía sentir a lo largo y ancho de La Guajira; los canales de televisión Venezolana eran los que se veían en toda la Península, los canales Colombianos brillaban por su ausencia.

Solo en 1975 Colombia vino a reconocer a La Guajira como región importante para el país, gracias a sus recursos naturales y con la puesta en marcha del contrato de comercialización INTERCOR – CARBOCOL, fue cuando el país entero hizo presencia de primera mano de lo que significaba nuestro territorio para Colombia, de sus riquezas naturales, de sus bellos paisajes, de sus etnias y de su cultura. Fue una época en que Colombia le reconoció al Departamento su grandeza y en dos décadas de los ochenta y de los noventa, se vivieron los momentos más florecientes. El recurso humano tuvo el reconocimiento en todos los estamentos del Estado: un Secretario General de la presidencia de Alfonso López Michelsen, como lo fue el siempre recordado pariente Jaime Tobar Herrera; Magistrados de La Corte Suprema de Justicia de la talla de Rafael Baquero Herrera y Ramón Zuñiga Valverde; Ministros de la talla de Enrique Danies Rincones y Jorge Juan Bendeck Olivella; de altos ejecutivos a nivel Nacional como Amilkar Acosta Medina, Nelson Amaya Arregoces, Eduardo Abuchaibe Ochoa, José Félix Lafaurie Rivera, cuando se desempeñó como ViceMinistro de Minas y Energía; Nelson Amaya Correa, Iván Daza Almendrales, Gilberto Orozco Orozco,  Jorge Estrada León, Francisco Javier Daza Tovar,  entre otros, y nos dimos el lujo de contar con un General de La República Fernando Gómez Barros, tío del ex Gobernador Juan Francisco Gómez Cerchar. Fue la época dorada del Departamento. La Guajira  por fin era reconocida como una Región prospera y a sus recursos humanos se le hacían los reconocimientos del orden político, académico, institucional, cultural y periodístico.
Pero llegó de nuevo  el oscurantismo a la península, donde La Guajira fue borrada del plano Nacional, un centralismo salvaje casi nos borra del mapa, a pesar de la divisas que generamos por la explotación de los recursos naturales y su gran contribución al PIB Nacional, así como los impuestos por la explotación Minera que se van todos para el centro del país y aquí nos quedamos con las migajas y de paso este centralismo salvaje de un zarpazo nos quitaron las regalías que por constitución y por derecho nos pertenecían; con todos estos accionares La Guajira volvió a ser un problema para Colombia y hemos caído casi otra vez en la clandestinidad y hemos vuelto a tener miedo al gobierno central y nuestros dirigentes han tenido muchas veces que pasar de agáchate ante la arremetida de la gran prensa nacional: cuando no es por la desnutrición y la muerte de niños indígenas, la supuesta asociación de políticos con bacrím, el problema del medio ambiente, el contrabando de combustibles y alimentos, así como los cuestionamientos de avales a dirigentes de la península y pare de contar. Su últimas arremetidas contra el pueblo Guajiro, como si el país Andino, fuera la santísima Trinidad, dechado en virtudes y en ejemplos de moralidad, cuando la realidad es otra, cuando los grandes criminales son y han sido de allá, cuando los mayores corruptos son de allá de las altas esferas sociales, de las altas cortes y pare de contar. Lo más grave que con todas estas afirmaciones de la Prensa Nacional nos hemos vuelto otra vez a la clandestinidad de no protestar y de no opinar en contra de tales infundios y tales calumnias del prestigioso medio Bogotano.
El 20 de julio nos llegó un nuevo aire para fortuna de esta región de nuestro país, como fue la elección unánime del nuevo presidente de la cámara, el joven profesional riohachero Alfredo Deluque Zuleta, de quien el departamento espera mucho, pero ustedes saben mis queridos lectores que no es fácil ante la manada de congresistas que pelean por sus regiones y donde La Guajira por su minoría siempre lleva las de perder, aunque contamos con dos grandes aliados como son los senadores Bernardo Elías Vidal y Antonio Guerra de la Espriella, pero Deluque es un guerrero y ya consiguió convertir en Riohacha en distrito turístico y cultural y eso es un avance. Pero para la gran prensa nacional y algunos dirigentes La Guajira continua siendo la cenicienta de Colombia y ellos como los sátrapas siempre tratan de ganar indulgencias con otros apátridas de la península. El día que los guajiros depongamos los odios, las rencillas y los intereses personales, ese día La Guajira saldrá de la clandestinidad en que se encuentra.
ALEJANDRO EL GRANDE
HERNAN BAQUERO BRACHO


Así como Alejandro III o más conocido como Alejandro Magno, el rey de Macedonia y que conquistó amplios territorios como Egipto, Oriente Medio y parte de Asia, quien fue un gurrero victorioso de mil batallas; en esta región de la patria de lo que corresponde el sur de La Guajira y Valledupar, también existió un Alejandro, el grande del carisma y de la amistad, quien se convirtió en un conquistador de amigos y por ello fue un personaje de Villanueva y de Valledupar, me refiero al ex alcalde  de su natal municipio en el año de 1986, Alejandro Isaza Lafaurie, nieto del general de la guerra de los mil días Antonio Galo Lafaurie Celedón, quien murió el pasado lunes 24 de agosto en una clínica de Valledupar a los 93 años de edad.
 Fue un hombre maravilloso en todos sus procederes. Bailador insigne, mamador de gallo de los mejores, ocurrente en tantas historias que contarlas daría para cuatro cuartillas, pero su vida quedará escrita para la eternidad. Vivió la vida de manera plena, contertulio de los mejores, siempre degustando un buen whisky y tomándole el pelo a sus mismos orígenes antioqueños por los Isaza cuando estaba bien entonado hablaba como tal, parrandero alegre, se las gozaba de una manera jacarandosa, sus hijos le celebraban parte de sus travesuras amorosas, especialmente Carlos Mario, quien lo reemplazó como alcalde de Villanueva desde el año de 1986 al año de 1987.
Alejandro el grande o Alejandro Isaza sin quererlo se convirtió en un personajazo de esta región.  Para él sus hijos siempre representaron su mayor orgullo: Carlos Mario, ex alcalde, ex director general de fiscalías en Colombia, conjuez de La República y un jurista reconocido en la ciudad de Bogotá, todo esto le reconfortaba el alma; Alejandro Tadeo, ex contralor distrital de Bogotá, catedrático de prestigiosas universidades en la capital del país, investigador sesudo y escritor; Álvaro Enrique, ingeniero y súper intendente de minería actual del Carbones del Cerrejón e Iván a quien lo quería con el alma y todo se conjugaba con su esposa la licenciada en sociales y una de las mejores educadoras que tuvo Villanueva, doña Gisela Serrano Zúñiga, quien falleció hace menos de dos meses, también en Valledupar. También fue el padre de Pío y de Lourdes Isaza Muñoz y Maira Isaza Araujo.
Son tantas las historias que se dieron en la vida de Alejandro Isaza Lafaurie, que se podría escribir un libro de todas sus vivencias buenas. Vivió su vida con una alegría contagiosa. Se convirtió en el cronista de tantos sentimientos y de tantas amistades que lo hicieron un hombre grande en el templo de la lealtad y de la afinidad junto a Julio Orozco Dangond, “Toño” Dávila, su cuñado Luis Felipe Ovalle Ovalle, su tío Raúl Lafaurie Acosta, “El Mono” Dangond, Jorge Dangond Daza, Nicomedes, “Chico”, “Chema” Daza y Sabas Socarras Dandond, marcaron la historia de la provincia de Padilla. En la terraza de la residencia de Raúl Lafaurie Acosta, donde hoy quedan las oficinas de los juzgados de la justicia colombiana, en la plaza principal, quedaron tantas anécdotas y en lontananza se sienten las risotadas y las carcajadas especialmente de su tío el siempre recordado Raúl Lafaurie Acosta.
Alejandro era el tío del ex gobernador de La Guajira Luis Felipe, del ex senador de La República Fermín y de Cinthya Ovalle Isaza, del juez de La República Alfonso y del médico Rodrigo Isaza, hermano del médico, ex congresista y catedrático de Uninorte José Alberto Isaza Lafaurie, quien hoy cuenta con 97 años de edad, Cecilia, Margot, Rose Mary quienes aún viven, de Teresa y Serafina, Roberto y ex alcalde Alfonso, Isaza Lafaurie,  ya fallecidos.
El día de su sepelio en Valledupar, el miércoles 25 de agosto, su familia, en cabeza de sus hijos, nietos y sobrinos y personalidades de La Guajira y de Valledupar se hicieron presentes para darle el último adiós  al gran Alejo, al amigo y allí entre lágrimas Roberto “El Turco” Pavajeau, le dio unas sentidas palabras de despedida al amigo de sus cuitas, como me lo expresara el mismo que estaba bastante golpeado  con la muerte de Alejo, y que hace menos de ocho meses departían de la mejor manera y con mucha alegría y él le manifestaba “bueno ya tu no quieres pegártelo o es que estas viejo” y Roberto le soltaba la risotada, siendo menor que él 23 años. Que el señor lo reciba en sus moradas con la misma alegría que Alejo vivió en su vida terrenal. ¡Que así sea!.

Lupa a los avivatos por beneficios en la frontera

El ministro Juan Fernando Cristo con la ministra de la Presidencia, Maria Lorena Gutiérrez y la canciller María Ángela Holguín, visitaron el sector de La Playa en La Parada, Villa del Rosario, para revisar los avances de la atención humanitaria.
El jefe de la Cartera Política resaltó que las medidas del Gobierno van encaminadas a garantizar los derechos de los deportados y retornados así como a evitar que los "avivatos se aprovechen de esta situación".
Los ministros de encuentran en la capital de Norte de Santander para hacer monitoreo a las medidas anunciadas por el presidente Juan Manuel Santos la semana pasada.

Avanzan soluciones de agua para La Guajira

Sigue el desarrollo de las iniciativas del Gobiernonacional para calmar la sed en el departamento de La Guajira, en donde prácticamente no ha llovido en los últimos tres años afectando los cultivos y los animales de la población Wayúu.
Desde el pasado sábado y hasta este miércoles  se realiza la jornada de la Alianza por el Agua y la Vida, liderada por Presidencia de la República, en Maicao, Manaure y zona rural del norte de Riohacha.
En el desarrollo de esta iniciativa  para brindar soluciones integrales a la problemática de la Alta Guajira participan de forma articulada diferentes entidades del Gobierno nacional, entre ellas el Departamento para la Prosperidad Social (DPS).
El DPS, como coordinador de la Mesa de Salud y Nutrición, se unió a la Alianza con las intervenciones integrales que viene realizando alrededor de 17 centros etnoeducativos Wayúu, beneficiando directamente a 1.100 familias con soluciones de agua apta para consumo, sistemas de riego por goteo para la producción de alimentos para autoconsumo, construcción de apriscos y suministro de ovino-caprinos como alternativa productiva, con una inversión total de $8.900 millones.
Como parte de la primera visita de la Alianza, el DPS explicó que se comprometió a realizar nueve intervenciones integrales en el municipio de Uribia, cuyos estudios ya están realizando para comenzar labores en 2016. Esto se complementa con los proyectos que adelanta el DPS con la Red de Seguridad Alimentaria, atendiendo 1.230 familias en Manaure y 810 en Maicao.
La Alianza por el Agua y la Vida se desarrolla a través de tres mesas: Mesa de Agua coordinada por el Viceministerio de Aguas, Mesa de Salud y Nutrición coordinada por el DPS a través de la Subdirección de Seguridad Alimentaria y Nutrición y la mesa de información coordinada por el DANE.

Colombia dará nacionalidad a venezolanos con familias deportadas

La Cancillería mostrará ante la Unasur y la OEA los maltratos que recibieron los colombianos.

 
La canciller de Colombia, María Ángela Holguín, y el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, han hecho presencia en la frontera entre Colombia y Venezuela.cho presencia en la frontera entre Colombia y Venezuela.
En el cierre de una nueva visita de la ministra de Relaciones Exteriores, María Ángela Holguín, a la frontera colombo - venezolana, señaló que en su interés por lograr la reunificación de las familias fragmentadas por las deportaciones y retornos masivos de colombiano de Venezuela, el Gobierno nacional propuso que los venezolanos que quieran venir a este país para reencontrarse con sus familiares deportados recibirán la nacionalidad.
La Canciller precisó que se viene realizando un trabajo en los 10 albergues que se encuentran en la ciudad de Cúcuta y el municipio de Villa del Rosario, en Norte de Santander, para conocer los casos en los que los núcleos familiares se encuentran separados.

“Las personas que tienen sus hijos o que se hayan quedado en Venezuela nos informen para ayudar a esa reagrupación familiar. Ese proceso es una de las cosas más importantes que tenemos en estos momentos. Y las personas colombianas, casadas con venezolanos que quieran vivir en Colombia, les vamos a dar la nacionalidad”, precisó la Ministra.
La funcionaria se refirió que entre los puntos que se llevaran a la reunión extraordinaria de Unasur que tendrá lugar el próximo 3 de septiembre, en Quito (Ecuador), Colombia pondrá en conocimiento con pruebas, el maltrato del que han sido objeto los colombianos por las autoridades del territorio vecino.
Es algo que no se puede repetir en este continente ni en ninguna parte del mundo”, dijo.
Durante su visita a la zona fronteriza, la cual realizó en compañía del ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, se sostuvo un encuentro con empresarios de la región que tienen empresas en San Antonio, en Venezuela y por el cierre no han podido pasar a abrirlas.
Se informó que el gobernador de Norte de Santander, Édgar Díaz, viene adelantando conversaciones con su homólogo del Estado Táchira, José Gregorio Vielma Mora, para fijar la normalidad a esta situación.
La canciller María Ángela Holguín, señaló que aún no se tiene definida una reunión entre los mandatarios de ambos paises, tal como lo había instado el presidente venezolano Nicolás Maduro el pasado viernes en plaza pública en Caracas.
"La señora Canciller de Venezuela, me envió un mensaje ese mismo día y lo que le respondí fue que el Presidente Santos había llamado por teléfono al Presidente Maduro, y estamos esperando que le devuelva la llamada", dijo.
Añadió que si bien es cierto el Presidente del país vecino ofreció un encuentro este solo se dio luego de "muchos insultos contra el pueblo de Colombia y contra el mismo Presidente Santos".

Crisis de frontera con Venezuela entra en la agenda de la OEA

Gobierno acudirá ante este organismo para denunciar los abusos contra los connacionales deportados.Habitantes de Villa del Rosario hicieron ayer un almuerzo comunitario para los colombianos deportados de Venezuela.


Desde este lunes, el Gobierno de Colombia empieza el despliegue de su ofensiva diplomática en escenarios multilaterales para denunciar ante la comunidad internacional los abusos y malos tratos de los que han sido víctimas los colombianos deportados por Venezuela.
La primera parada de esta estrategia –anunciada por el presidente Juan Manuel Santos el jueves pasado, cuando llamó a consultas al embajador de Colombia en Venezuela, Ricardo Lozano– será el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA), que está citado para hoy a las 3 de la tarde.

Esa instancia, en la cual tienen asiento los embajadores de 34 países del continente –incluido Estados Unidos–, debe aprobar la realización de un encuentro de cancilleres, en el cual se abordará el lío diplomático que atraviesan Colombia y Venezuela.
El próximo jueves, el escenario será la reunión de cancilleres de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), en la que se espera que estén los ministros de exteriores de los 12 países de la región.
Aunque expertos consultados por EL TIEMPO manifestaron que no se deben esperar demasiados resultados prácticos de las citas en la OEA y Unasur, las destacaron como las vías diplomáticas idóneas para abordar estas diferencias.
Precisamente ayer, Santos volvió a referirse a las deportaciones de colombianos desde el vecino país, las cuales, según cifras oficiales, ya llegan a 1.097. (Lea: La crisis en la frontera, una serie de problemas que ameritan solución)
“Parece increíble que tengamos que decir esto en pleno siglo XXI, pero hemos visto atónitos e indignados la deportación arbitraria y el maltrato de compatriotas, por el solo hecho de ser colombianos y no tener sus papeles en regla”, afirmó el jefe de Estado durante la XXXVI Caminata de la Solidaridad por Colombia.
Santos recordó que tras la decisión del Gobierno venezolano de cerrar la frontera y deportar colombianos se han visto “casas demolidas, familias separadas, bienes perdidos, exclusión y desarraigo”.
“Si en otras partes destruyen casas, nosotros vamos a seguir construyendo; si en otras partes expulsan familias, nosotros vamos a seguir acogiendo; si en otras partes incentivan el odio, nosotros le apostamos a la reconciliación”, enfatizó el mandatario. (Además: Colombia dará nacionalidad a venezolanos con familias deportadas)
El primer paso
La reunión de cancilleres de la OEA es un instrumento utilizado solo en ocasiones extremas y su convocatoria tendrá que contar con el apoyo de más de la mitad de los 34 países miembros. La votación se llevaría a cabo hoy mismo.
El embajador de Colombia ante ese organismo multilateral, Andrés González, le dijo a EL TIEMPO que el Gobierno considera que este es un instrumento “de consulta de gran importancia”, pues por medio de él “se pueden activar mecanismos que conduzcan a soluciones y a exponer los hechos que se han presentado en los últimos días”.
Para la internacionalista Laura Gil, Colombia tiene que ir “muy bien documentada” a la citas en la OEA y en Unasur y “exigir” que se “respeten” las normas venezolanas e internacionales “para la expulsión” de los colombianos. (Lea también: 7 mil compatriotas salieron del vecino país en la última semana)
“Hay que hacer una solicitud, que los demás países apoyen, para que se detengan las expulsiones y para que, si el Gobierno venezolano quiere hacer más, las haga conforme a las normas internacionales. La idea es que se establezca un procedimiento que sea supervisado por algún tipo de grupo ad hoc internacional”, afirmó la analista.
Ricardo Abello, profesor de derecho internacional de la Universidad del Rosario, afirmó que obviamente Colombia debe acudir a esos organismos y buscar cooperación internacional, pero que no se deben esperar “resultados prácticos” que sean visibles de manera inmediata.
“Creería que ya se está construyendo un principio de solución para los dos países, pero no podemos olvidar que estamos en un momento electoral en Colombia y, especialmente, en Venezuela, y que la estrategia que está planteando Maduro es buscar el factor de unión en Venezuela inventándose un problema por fuera”, dijo el académico.
El internacionalista Rafael Nieto no fue muy optimista sobre la utilidad de estas citas. “Habrá unas declaraciones en ambos escenarios de algunas cancillerías preocupadas por los temas de derechos humanos y de Derecho Internacional Humanitario, pero nada más”, dijo el experto. (Lea también: 'Guardias venezolanos han abusado de mujeres colombianas': Procuradora)
Misión en el sitio
La internacionalista Gil afirmó también que Colombia debería pedir ante la OEA y Unasur una misión in situ, es decir que se desplace hasta la frontera y coteje los hechos que están sucediendo allí.
“Colombia se tiene que plantar en la solicitud de una misión para que los demás países vean lo que está pasando, pero lo que tenemos que entender es que esto va para largo, que no se va a resolver esta semana. Esta es la primera fase de la estrategia colombiana y no se pueden quemar todos los cartuchos, hay que ir escalando”, afirmó.
EE. UU. y UE piden respeto a los DD. HH.
Estados Unidos pidió ayer a Colombia y Venezuela buscar una solución diplomática a la crisis fronteriza y dijo que las deportaciones deben realizarse conforme a la ley internacional y al respeto a los derechos humanos.
“El Departamento de Estado apoya los esfuerzos de Colombia y Venezuela para resolver el conflicto diplomáticamente (...) Estamos dispuestos a trabajar con ambos países y otros socios regionales para encontrar una solución”, dijo en un comunicado oficial.
No obstante, Venezuela, a través de su canciller, Delcy Rodríguez, rechazó esa oferta y pidió a EE. UU. “no inmiscuirse”.
La Unión Europea (UE) también se manifestó sobre la crisis y dijo que el cierre de la frontera y la expulsión de colombianos ponen en riesgo la estabilidad en la región, por lo que “se debe evitar una escalada”.
Por su parte, Panamá se ofreció como mediador para buscar una solución a la crisis. (Lea también: Gobierno hace llamado a controlar 'avivatos' en crisis en Cúcuta)
“Panamá aboga por el diálogo”, dijo Isabel de Saint Malo, canciller de Panamá.
Con  fervor y desbordante alegría, recibieron los pobladores de Comejenes y Pelechúa al alcalde Rafael Ceballos



Gran alegría se vivió en de Comejenes y Pelechúa, la razón es que el alcalde Rafael Ceballos se presentó este domingo a estas poblaciones a entregarles los acuerdos ya sancionados  que les acredita como nuevos corregimientos de Riohacha.

En el acto entrega de los acuerdos 002 y 005 de el alcalde dijo a la que se siente complacido porque este era un sueño y que además él está convencido que ser Corregimiento les abre las puertas al desarrollo y mayores posibilidades de bienestar para sus habitantes.

Comejenes se convierte en corregimiento según Acuerdo Municipal 02 de 2015, mientras que Pelechúa fue elevado a esta categoría en el Acuerdo 05 del mismo año, documentos que fueron entregados a los presidentes de las Juntas de Acción Comunal en estos lugares, Adalberto Berrío y Mario Deluque.

La líderes de la comunidad por su parte, los pobladores de Comejenes manifestaron su agradecimiento a la administración por haber hecho realidad el sueño de muchos años, y que ahora a sus pueblos les llegará beneficios para los niños, jóvenes y adolescentes

Gracias a la 'Matriculatón', 223 niñas y niños de la frontera volverán a clases



Tras los dos primeros días de la jornada denominada 'Matriculatón', el Ministerio de Educación identificó a 223 estudiantes en la frontera que no tenían cupo en el sistema educativo, quienes regresarán a clases el próximo lunes 31 de agosto.

http://www.mineducacion.gov.co/cvn/1665/articles-353379_recurso_1.jpg


Luego de la  'Matriculatón' realizada por el Ministerio de Educación en el municipio de Villa del Rosario y Cúcuta, en Norte de Santander este fin de semana, se identificaron 223 niños y niñas que no estaban matriculados en Instituciones Educativas, a quienes se les garantizará el derecho a la educación y volverán a las aulas de clase este lunes.

Estos menores que se han visto afectados por el cierre de la frontera con Venezuela, fueron identificados gracias al trabajo conjunto de las secretarías de educación de Norte de Santander y Cúcuta, el Consejo Noruego para Refugiados y el Ministerio de Educación Nacional, entidades que recolectaron la información necesaria para el direccionamiento y actualización de los datos de niños y niñas ubicados en los albergues y sitios de información.

Estos datos serán enviados a los administradores de Sistema de Matrícula Estudiantil de Educación Básica y Media SIMAT de Norte de Santander y Cúcuta con lo que se ingresarán los estudiantes al sistema educativo.

De acuerdo a la Ministra de Educación, Gina Parody el Ministerio de Educación seguirá trabajando en la 'Matriculatón' hasta lograr que todos los menores afectados estén en los colegios estudiando. "No descansaremos hasta que niños y niñas afectados por situación en la frontera, continúen con sus clases. Tenemos ese compromiso como país", aseguró

Además las instituciones realizarán recopilación de datos en tres puntos de censo dispuestos:
  • Colegio la Frontera
  • Parroquia La Parada
  • Migración Colombia
Información que permitirá dar reportes diarios sobre el acceso de estudiantes a las bases de datos del sistema, en el que participarán los rectores de las instituciones educativas para su actualización y la disposición de las ayudas necesitas tales como kits escolares, uniformes, transporte y alimentación escolar.

De igual forma el Ministerio de Educación ya había explicado que el Gobierno Nacional ha dispuesto lo necesario para que la alcaldía de Cúcuta y la gobernación de Norte de Santander destinen los recursos para el transporte y alimentación de los estudiantes autorizándoles la contratación de servicios de transporte y alimentación escolar que serán reembolsados contra contrato.

Finalmente José María Leiton, director de Fortalecimiento a la Gestión Territorial del Ministerio de Educación, aseguró "seguiremos esta semana con esta actividad de 'Matriculatón' asegurando el derecho a la educación de todos los estudiantes en este sector del país".
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domingo, 30 de agosto de 2015

Aunque hasta ahora el Gobierno del presidente Juan Manuel Santos ha optado por una estrategia diplomática para resolver la crisis con Venezuela, esta mañana el senador liberal Horacio Serpa marcó distancias con el Gobierno e incluso dejó entrever que el proceso de paz -en el que Caracas ha sido clave- no puede depender del vecino país. 
“Hoy Colombia dice: a Maduro hay que darle duro (...) Vamos a hacer la paz en Colombia. Con Venezuela, sin Venezuela o contra Venezuela”, dijo Serpa durante el congreso en Cartagena de la Internacional Socialista -la agremiación de todos los partidos liberales o socialdemócratas en el mundo- y en el que los partidos latinoamericanos que la integran enviarán un mensaje de apoyo al proceso de paz.
Con esas palabras, Serpa marca distancia de la postura del Gobierno de privilegiar -como han enfatizado el propio Santos, la Canciller María Ángela Holguín y el Ministro del Interior Juan Fernando Cristo (quien hoy se refirió a la actuación del gobierno Maduro como "una salvajada", sus palabras más fuertes sobre el tema hasta ahora)- la no confrontación y el diálogo, pese a que ya han deportado más de mil colombianos y continúan los abusos de la Fuerza Pública venezolana contra ellos.
Pero, además, deja implícita la posibilidad que Venezuela deje de ser -como país observador- uno de los actores claves para el proceso de paz en La Habana con las Farc, quienes esta mañana sacaron uncomunicado pidiendo “respetar la soberanía de la República Bolivariana de Venezuela” y dándole la razón a Maduro en que se está transplantando el paramilitarismo al vecino país.
Y finalmente, también rompe con la postura de su viejo aliado Ernesto Samper, quien -como presidente de Unasur- también pidió el diálogo y le dio la razón a Maduro con el argumento de que en la frontera hay alta presencia de paramilitares, que es la misma razón que ha defendido el presidente venezolano para cerrar la frontera que causó esta crisis bilateral.
En la Internacional Socialista hay al menos cuatro partidos venezolanos de oposición, incluyendo Acción Democrática, Un Nuevo Tiempo y Voluntad Popular de Leopoldo López (que integran la Mesa de Unidad Democrática que hace frente al chavismo) y el Movimiento al Socialismo que rompió con la MUD pero también es opositora.


Señor Maduro: ¡Colombia se respeta!

Hasta dónde puede escalar el conflicto con Venezuela.
 tomado  de revista semana.

Juan Manuel Santos ha pagado un precio alto por su política conciliatoria hacia Venezuela. Desde que llamó a Chávez su “nuevo mejor amigo”, recién llegado a la Presidencia en 2010, le llovieron críticas de la oposición uribista. Y desde que Nicolás Maduro se convirtió en presidente no hay día en que no se le cuestione al gobierno no asumir un papel más duro frente a los contantes atropellos del chavismo contra la democracia. Santos ha optado por una actitud pragmática, que solo ha tenido dos puntos reales de entendimiento: mantener relaciones estables y soporte de Venezuela al proceso de paz, sobre todo en sus comienzos.


Por eso, resultan aún más agresivos el discurso anticolombiano de Maduro de la última semana, el cierre de la frontera y la humillación de marcar y derrumbar casas, todo para señalar a Colombia como el gran causante de todos los problemas de su país.


Lo cierto es que lo que comenzó como un incidente fronterizo, que es frecuente, en el que resultaron heridos tres tenientes de la Guardia Nacional venezolana, se convirtió en una crisis de frontera con dimensiones de calamidad humanitaria y, finalmente, en un grave conflicto diplomático. Los embajadores de los dos países fueron llamados a su lugar de origen para consultas, la OEA y Unasur oirán a las dos partes, y Maduro sigue escalando su lenguaje provocador.


En la medida en que subía el nivel de la crisis, el presidente Santos también fue endureciendo su reacción. Al comienzo optó por un perfil bajo y acudió a la defensa de la diplomacia bilateral como mejor camino para superar el mal momento. Pero esa política, muy típica de su talante, se agotó. Primero, por el maltrato y el irrespeto a los colombianos en la frontera por parte de la Guardia Nacional venezolana. Segundo, porque la reunión entre las cancilleres de los dos países, María Ángela Holguín y Delcy Rodríguez, no concluyó con el esperado anuncio de la reapertura de la frontera. Tercero, porque se desbordaron las críticas de todos los sectores políticos –de la oposición e, incluso, cercanos al gobierno– y proliferaron propuestas que iban desde la expulsión de Venezuela del proceso de paz hasta el retiro de Colombia de Unasur. Y cuarto, porque el primer compromiso acordado en Cartagena, una reunión de los defensores del pueblo para intercambiar información sobre la realidad fronteriza, fue incumplido por la contraparte venezolana.


No fueron más de 36 horas y la crisis creció como espuma. En el ambiente político se multiplicaron los cuestionamientos a Santos y a la canciller por una actitud blanda e improvisada mientras los medios registraban en vivo y en directo las dramáticas imágenes de 1.100 colombianos deportados, y muchos más emigrando en forma voluntaria. Parecían fotos llegadas del Medio Oriente o de alguno de los puntos más conflictivos del planeta. La situación, para Santos, se hizo insostenible y el jueves en la noche le dio un giro a su estrategia.


El plan tuvo dos dimensiones. De una parte, un plan de choque para atender las necesidades de los deportados. Y de otra, una ofensiva diplomática: Santos llamó a consultas a Ricardo Lozano, el embajador en Caracas y solicitó reuniones inmediatas de cancilleres de la OEA y de Unasur. En principio, el viraje fue bien recibido. El viernes en la mañana, por primera vez desde la llegada de Santos al poder, todos los partidos –los de la Unidad Nacional, el uribismo, el Polo y los independientes– firmaron una declaración de rechazo a las acciones del gobierno venezolano.


La posición de Santos, sin embargo, está frente a una verdadera encrucijada. El llamado a Unasur y a la OEA significa que llegó a la conclusión de que el diálogo directo ya no ofrece –en el corto plazo– posibilidades de desbloquear la crisis. Pero nada asegura que los foros multilaterales sí podrán hacerlo. Lo más probable es que en ellos se lleve a cabo un debate político ante la comunidad latinoamericana, y no mucho más. Si acaso una especie de comisión de verificación, como la que pidió Maduro el viernes en la tarde. Pero la mayoría de los gobiernos de la región ha demostrado pocas intenciones de asumir el costo de encarar a Venezuela por su creciente violación a los derechos humanos y a los principios democráticos.


En el campo diplomático la posición de Santos es mucho más sólida que la de Maduro. El mandatario colombiano se beneficia porque el proceso de paz es taquillero en la arena regional. A Maduro lo perjudica, en cambio, el creciente autoritarismo del régimen, la detención e inhabilidad de sus principales opositores por parte de una justicia dominada por el Ejecutivo, y sus permanentes atentados contra la libertad de expresión. Las deportaciones masivas tampoco serán de fácil explicación por parte de Venezuela.


Colombia se sentirá más cómoda en la OEA y Venezuela en Unasur. En la OEA tiene asiento Estados Unidos, mucho más cercano a Bogotá que a Caracas. Maduro ve con recelo a este organismo y la semana pasada fustigó a su nuevo secretario general, Luis Almagro: es un nuevo Insulza, le dijo. En Unasur, los países del Alba (amigos del gobierno venezolano) tienen peso, pero no mayoría. Y el secretario general, el expresidente Ernesto Samper, quien en teoría debería estar inhabilitado por ser colombiano, en la práctica lo está por haber asumido una posición de defensa del diagnóstico de Venezuela sobre la presencia del paramilitarismo en la frontera.


Las reuniones de la OEA y de Unasur, si se llevan a cabo, pueden ser repetitivas y hasta redundantes. Pero la convocatoria simultánea, solicitada por Colombia, busca precisamente no entrar en una polémica sobre cuál es el foro idóneo, sino estimular espacios para dilucidar cuáles son los verdaderos alcances de los problemas en la región fronteriza. Y, eventualmente, para propiciar la intervención de la comunidad regional para buscar una salida.


Lo más probable, al final de cuentas, es que las decisiones de fondo solo puedan ser tomadas en el ámbito bilateral. Al fin y al cabo, los problemas de contrabando, inseguridad y violencia en la región fronteriza existen y dependen más de Venezuela que de Colombia, porque tienen que ver con su situación económica. Las posibilidades de un trabajo conjunto –que sería lo ideal– no son muchas. Desde hace años la cooperación está paralizada, fundamentalmente por la reticencia venezolana a aceptar los mecanismos tradicionales: comisiones fronterizas, de seguridad e integración. La diplomacia del vecino país es hiperideologizada y le da prioridades a las alianzas políticas, como la del Alba. Pero ha dejado sin atención asuntos muy concretos, como los que siempre han golpeado a la población de la frontera con Colombia.


Incluso desde que se inició la era de los “mejores amigos” –con la llegada de Santos al poder en Colombia–, la agenda bilateral se había reducido a evitar el conflicto y al papel de Venezuela como garante del proceso de paz. De resto, es una libreta vacía: el comercio se cayó, la cooperación se acabó, el diálogo se limitó a unas pocas circunstancias coyunturales.


Aunque la ofensiva diplomática del presidente Santos ha sido bien recibida, al final tendrá que insistir en el diálogo bilateral. Esperar que se decanten los ánimos, que los aires asiáticos –Maduro viaja este fin de semana a Vietnam y China– atemperen al presidente venezolano, y que las intervenciones en la OEA y en Unasur sirvan de desahogo. Pero Colombia no tiene muchas salidas distintas a persistir en la diplomacia y en el entendimiento directo, por más que esa alternativa deje en manos de la oposición las banderas de la ‘firmeza’ y el nacionalismo.


Porque lo único que no le conviene a Colombia es atizar el conflicto. Ante todo, porque bajo unas condiciones tan precarias como las que hoy vive Venezuela, la tentación bélica se puede alborotar. Y aunque el papel del país vecino en el proceso de paz ya no tiene la importancia determinante que tuvo al principio, no sería para nada conveniente volver a escenarios como el de una Venezuela convertida en santuario de la guerrilla. A los diálogos de La Habana tampoco les convendría el sobresalto del retiro de un país garante, y a los del ELN los perjudicaría no contar con el papel facilitador que ha jugado Maduro.


Por encima de todo, recuperar la paz entre Bogotá y Caracas es un paso indispensable para el retorno a la normalidad en la zona fronteriza y para ponerle fin a las frustrantes imágenes de casas derrumbadas, colombianos humildes perseguidos y gente pobre desterrada sin sus precarias pertenencias. Todo indica, sin embargo, que recuperar los niveles mínimos de comunicación que existían antes de la crisis va a requerir paciencia. Lo dijo el presidente Santos al salir del consejo extraordinario de ministros el viernes: “La crisis va para largo”. Y cuando se trata de defender la dignidad nacional las cosas siempre pueden llegar peligrosamente lejos.